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domingo, 30 de diciembre de 2012

la Liebre y la Tortuga

Acaso al sabernos liebres, sentimos miedo de esa cantidad de chamos con la disposición de devorarse el mundo del diseño y las agencias, creando y avanzando sobre ideas que ni en nuestros mejores momentos pensábamos que sería posible?, los llamamos “tortugas” porque les cuesta la arrancada…
La Fabula de como la Fama y la experiencia nos pega en la cabeza y olvidamos de nuestras funciones como líderes de una generación.


Cierto día una liebre se burlaba de las cortas patas y lentitud al caminar de una tortuga. Se burlaba de cuanto le costaba a la tortuga realizar un logo, o encontrar ese punto de vista para la fotografía ideal , de cómo ese layout de revista parecía obsoleto y sin sentido…
Pero la tortuga, le replicó:
“Puede que seas veloz como el viento, que hayas hecho grandes afiches, grandes trabajos por los cuales te he admirado durante toda mi carrera como estudiante y aun ahora, como profesional ya graduado, pero yo te ganaría en una competencia, la competencia llamada tiempo.”
la liebre, totalmente segura de que aquello era imposible, sin darse cuenta que sus años mozos habían pasado y que sus diseños y sus formulas se tornaban repetitivas, que las combinaciones de formas y colores, eran para algunos ya caducas, pero respetadas por su base conceptual,  aceptó el reto, y propusieron al “tiempo” que señalara el camino y la meta…

Llegado el día de la carrera, arrancaron ambas al mismo tiempo...
La tortuga nunca dejó de caminar y a su lento paso pero constante, realizaba sus logos, sus fotografías, buscaba en la esencia de la liebre aquellas bases conceptuales para generar nuevas e innovadoras ideas, mientras con mucha pausa avanzaba tranquila hacia la meta.

En cambio, la liebre, que a ratos se echaba a descansar en el camino, gozando de su fama aparentemente eterna se quedó dormida, soñando con Bienales en países lejanos, Grandes Foros y Seminarios, libros excelentes pero aun sin editar, soñaba con aquellos logos que siempre ha tenido bajo la manga para cuando el cliente “digno” de su gran experiencia, apareciera sobre su camino…
Cuando la liebre despertó, a pesar de moverse lo más veloz que pudo, vio como la tortuga, con mucha paciencia, constancia, dedicación, esmero y sin abandonar nunca sus ideales del por qué se había decidido ser Diseñador Gráfico, había llegado de primera al final y obtenido la victoria, en esa carrera, llamada la carrera del “tiempo”.
Pero… de que victoria hablamos? Quien es la tortuga y quien es la liebre
Hace muchos años, nos costó bastante adquirir experiencia, horas y horas de trasnocho, armando un portafolio a mano y cargando con ese “carpeton” de agencia en agencia de estudio en estudio, ser diseñador  en “aquellos tiempos” no era sencillo… íbamos a donde nos tiraban el dato (cuando había dato)… de puerta en puerta. 

Nos olvidamos que de alguna manera, nuestra profesión que ha sido clasificada una y otra vez de “elitesca” lo es aun más en estos tiempos.
En nuestros tiempos sonar con editar una revista era utópico, hoy en día el ser dueño de una revista, producto de una alta segmentación del mercado actual, es cuestión de tener un par de buenos anunciantes que crean en la creatividad y en la capacidad de generar la necesidad dentro de un mercado. El resto es ser constante.
Con seguridad, constancia y paciencia, aunque a veces parezcamos lentos, obtendremos siempre el éxito, aprendiendo con humildad de nuestros colegas, hoy vistos como grandes marcas, para transformarnos nosotros en las “nuevas marcas” del Diseño Gráfico.

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